En la tercera y última película de la saga del "El
Padrino", Al Pacino baja, furioso, las escalintas del Palacio Vaticano:
–¡Volvieron los Borgia! (alusión a la más poderosa y
corrupta familia del Renacimiento)
Pacino no es un santo varón. Es un mafioso y un criminal.
Sin
embargo, su furia obedece a que, pese a la fortuna que ha donado al Vaticano
para lavar su pasado, aun tiene opositores.
. En realidad, antes de esa escena –no tan ficcional, a la
luz de lo que vendría–, la Ciudad de Dios arrastraba un pesado fardo de
escándalos: la logia P2, dirigida por el mafioso Licio Gelli, amigo del ex
presidemte argentino Juan Domingo Perón y su mano derecha, José López Rega, los
enjuages "non sanctos" del Banco Ambrosiano, al servicio de las
peores causas, y la sospechosa muerte, apenas a los 33 días de asumir como Juan
Pablo I, de Albino Luciani, llamado "el papa de la sonrisa".
Pero adelantándonos a tiempos más actuales, y cualesquiera
sea la fe de los creyentes (ciega o tuerta, cerril o racional), la evidencia
prueba que las bombas del escándalo cada vez pican más cerca de los solemnes
atrios
Y para colmo, encarnadas en el más repugnante de los delitos
y pecados: la pedofilia, el abuso sexual de los menores, excecrado en los
cuatro testamentos: "Más le valiera a quien escandalizara a un niño que
arrojarse al mar con una piedra de molino al cuello", coinciden Cristo y
los cuatro evangelistas.
Sin embargo, como si la pedofilia fuera la única sexualidad
de la Iglesia, y no la mística, la elevación sublime, el matrimonio con Jesús,
los casos salen a la luz, rotundos. Desde el film "Spotlight", que
desenmascaró a casi un centenar de curas pedófilos en Boston, hasta la
provincia argentina de Mendoza, y múltiples lugares, y denuncias casi
cotidianas. Con la amarga frutilla del postre: los cuatro libros encargados por
el papa Francisco a un jurista… en defensa del cura pedófilo Julio César
Grassi, condenado a quince años de prisión en el país natal de Jorge Bergoglio
y rogando que se abra el paraguas de la Corte Suprema.
Dicen que siempre que llovió, paró. Pero no en este caso…
Acaba de parecer un libro bomba. Sus autores: Jürgen
Mettepennigen y Karim Schelkkenf. Se trata de la biografía aurorizada del
cardenal emérito de Buselas, Godfried Danneels. Que desde el vamos reconoce que
él y otros cardenales "unidos por el deseo de modernizar la Iglesia,
formaron un grupo de presión (usa la palabra "mafia") para impedir la
elección de Benedicto XVI –el cardenal alemán Joseph Ratzinger–, y si la
maniobra fallara… forzar la maquinaria hasta hacerlo renunciar.
Dicho y hecho. Benedicto XVI renunció a la Silla de Pedro en
febrero de 2013, luego de ocho años de irreprochable papado. Dimisión rarísima…
El primer pontífice que tomó esa decisión en el último milenio.
http://www.msn.com/
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